Los adultos sin querer podemos transmitir y proyectar mucha ansiedad dañina a nuestros hijos/as y estudiantes, o a otros adultos en nuestro entorno, pudiendo perjudicar incluso a largo plazo. Hay 5 causas de fondo de ansiedad, como muestran los estudios, y como vimos en un módulo en clase de Life Skills Science, además de detonantes específicos y diferentes formas de somatizar, y una de estas es la causa AMBIENTAL. Otras causas son bioquímicas, genéticas, eventos de vida, y de temperamento-personalidad. El HOGAR y la ESCUELA son las mayores influencias y un foco principal. Muy fácilmente los adultos proyectan y transmiten ansiedad por falta de regulación y falta de autoconocimiento. Los nervios, el estrés, las prisas, la impaciencia, el enfado, la irritabilidad por falta de descanso y sueño restaurador, etc., se transmiten a los hijos/estudiantes, incluso desde bebés (incluso desde el útero, al traspasar hormonas del estrés a la placenta). En sus cerebros se activa el sistema de “alarma” o “emergencia” en el sistema límbico con las amígdalas, causando ansiedad más allá del normal o evolutivo. Momentos puntuales no son la causa, sino cuando cualquier cuidador se caracteriza por esto, por proyectar nerviosismo y ansiedad. Por parte del adulto pueden ser estallidos o arrebatos de impaciencia o enfado, o pueden ser formas silenciosas de tensión, de cortar la comunicación, e incluso negligencia sin querer, por tener el cerebro “socavado” y ocupado. Para muchos niños que procesan más despacio, incluso hablar muy rápido puede provocar sensación de ansiedad. Otras fuentes pueden ser discutir delante los niños o expresar sin filtro su propio estrés, levantar la voz, reaccionar con alteración desmesurada ante situaciones desde mantener la calma delante de los pequeños. Algunas formas de crianza también causan ansiedad, como amenazar, sobornar, tener expectativas inconsistentes, repetir instrucciones sin tener límites claros que se cumplen con consistencia, desorden en las rutinas de comer y dormir, exigencias de perfeccionismo, etc. En estas fechas se multiplican los factores de estrés externo, además de la tendencia que pueden tener los adultos de transmitir y proyectar ansiedad–evaluaciones escolares, programas y fiestas de clausura en tantos programas extraescolares, preparación de viajes y planes para el verano, menos horas de dormir por sobrecarga de trabajo o por más horas de luz, etc. Como dicen los expertos del sueño, para dormir, hay que descansar, y si los niños o adultos están nerviosos, sin momentos necesarios de pausa y tranquilidad en el día, de ir más despacio, dormirán peor, lo que directamente afecta nuestro cerebro en la falta de control de impulsos, incluso similar a estar enhebrado, como también dicen los estudios. Se pueden efectuar cambios sabios para transmitir calma y confianza, incluso cuando uno está alterado, y comienza con la educación emocional, desarrollando las 5 habilidades clave–AUTOCONOCIMIENTO (me doy cuenta, tomo conciencia de mis emociones, actitudes y acciones. Salmos 139:23, 24; Santiago 1:23,24; Jeremías 17:9), AUTORREGULACIÓN con AUTOCONTROL (controlo mis emociones y pensamientos y regulo mis impulsos. Gálatas 5:22-23; Proverbios 20:11; Proverbios 25:28) Como resultado, con AUTOMOTIVACIÓN (en la dirección correcta, tomando decisiones sabias. Fil 3:12-14; 2 Timoteo 1:7) cambio mis respuestas, mis actitudes, mi voz, mi forma de hablar, las expresiones en mi cara, la comunicación no verbal, y cambio mis acciones para transmitir calma, confianza y seguridad. Regulo también mis motivaciones, en situaciones de exigencia desmesurada y posible perfeccionismo que ponen presión a los niños y jóvenes. Así, con esa comprensión emocional propia que permite comprender mejor a los demás, se desarrolla la EMPATÍA (Romanos 12:9,10; Gálatas 5:14), y ponernos en la piel del otro con amabilidad profunda, preocupándonos y cuidando de otros, junto con las HABILIDADES SOCIALES, que se centran en las virtudes del amor, hablar la verdad, el perdón, la gratitud, y la humildad, para relaciones sanas (Efesios 4:15-17; Prov. 3:3,4; Salmos 15:2,3; Proverbios 18:12; Efesios 5:20a; Efesios 4:32; 2 Corintios 13:11; Efesios 4:32; Miqueas 6:8 y otros). Estas 5 habilidades emocionales fueron categorizadas por Goleman, Salovey y Mayer y otros, pero son principios que ya estaban en la Biblia, diseño y mandamientos de Dios. El mejor tratamiento para la ansiedad comienza con la prevención, y está en nuestras manos como cuidadores, darles el REGALO de la TRANQUILIDAD. Niveles de ansiedad frecuente, aunque sea leve, puede afectar negativamente el aprendizaje efectivo, la memoria, los hábitos, la toma de decisiones sabias, y el desarrollo en general y alcanzar el potencial como persona. Ya sin el factor ambiental, hay esas otras cuatro causas mencionadas de ansiedad excesiva, y a veces, una combinación de varias. La ansiedad diagnosticable de varios tipos específicos, es el trastorno más prevalente en los niños y jóvenes, a veces no detectado o ignorado sin entender posibles estragos y secuelas graves (como por ejemplo, la ansiedad excesiva como trastorno no tratado, es comórbido con depresión en aproximadamente el 50% de casos, por la fatiga y deterioro de neuroquímica necesaria de bienestar que se produce en el cerebro y cuerpo. Esta ansiedad fisiológica es DIFERENTE de la “ansiedad” que menciona la Biblia que hay que dejar con Dios, refiriéndose a preocupaciones y pensamientos específicos, y los niños y jóvenes necesitan comprensión y muchísimo amor, conectando primero con sus emociones y necesidades percibidas, antes de sermonear y corregir. Paremos y reconozcamos nuestras posibles tendencias, para evaluar, regular y cambiar de dirección como nos insta Romanos 2:12 (el desarrollo de nuevos hábitos mediante la práctica que comienza con la mente) para el bien de los pequeños y de todos, con especial cuidado en estas fechas. Autora: Lena Philbrick. Certified Professional School Counselor. Grado en Estudios Bíblicos con cursos de música. Máster en Intervención Psicopedagógica y Psicología Infanto-Juvenil, y Máster en Neuroeducación y Optimización de Capacidades.
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11 SUGERENCIAS PARA UNAS VACACIONES NAVIDEÑAS SALUDABLES PARA LOS NIÑOS Publicado originalmente en otro medio el 29-12-2017 Las vacaciones navideñas para los niños pueden ser de descanso, diversión y tiempo especial en familia, pero nuestros hábitos vacacionales y dejadez pueden restar calidad a sus días. Entre grandes comidas, cenas tardes y muchos familiares, los niños pueden empezar el colegio después más estresados de lo que estaban antes de las vacaciones. Nos animo (a mí misma también) a considerar estas sugerencias para los niños, y sacarle el máximo al resto de las vacaciones:
Lena Philbrick, Grado en Biblia con cursos en música, didáctica de la música y musicoterapia. Máster en Psicología Infanto-Juvenil, Máster en Intervención Psicopedagógica y Máster en Neuroeducación y Optimización de Capacidades. LA COHERENCIA EN LA INFANCIA ENTRE LOS VALORES DEL HOGAR Y DEL COLEGIO IMPACTA EN LA ADOLESCENCIA5/29/2022 Para un rendimiento académico óptimo y para un aprendizaje significativo en la adolescencia, hay que empezar a preparar el camino de manera integral desde la primera infancia. En la adolescencia, una clave de la salud emocional y mental, y por consecuencia en la motivación y en el éxito académico, es todo aquello que haya influido y aportado en su desarrollo desde la infancia.
Los adolescentes necesitan coherencia entre los valores del hogar y los valores en su centro educativo, para evitar el estrés causado por disonancia cognitiva, etc. Necesitan empezar a desarrollar prácticas sanas que llegarán a ser hábitos, “escritos” en sus vías neuronales, pudiendo entender al crecer, el “por qué” de lo que se le exige, para llegar a pensar y a razonar por sí mismo de manera progresiva--esa motivación intrínseca. Como dicen los autores Ezzo y Bucknam, es mejor “entrenar” o “formar” que “re-entrenar” o “reformar”, y tener que deshacer hábitos. También necesitan una riqueza de juego y ejercicio físico al aire libre desde pequeñitos para todo su desarrollo, además de límites sanos con educación emocional en autorregulación y autocontrol que los prepara para el aprendizaje. Necesitan desarrollar el amor por la lectura mediante la práctica de leerles libros interesantes y ricos, llenos de ideas que despiertan la curiosidad y el hambre al aprendizaje, y no forzarle a leer y a escribir sin estar preparado. Francisco Mora, doctor en medicina y en neurociencia lo comparte así en una breve charla sobre qué es la neuroeducación: “… la cultura en la que ha nacido el adolescente, la educación que ha recibido en la intimidad familiar de valores y normas, y cómo esos valores se han instrumentado en el colegio, es lo que [hace que] un adolescente sea A, B, o C. La adolescencia ya viene de alguna manera encaminada por los valores que hayan sido entronizados en un niño pequeño. Así es, y si los valores son malos en la familia y lo son en la sociedad en que vive, donde no hay honestidad (...) es altamente difícil que un adolescente pueda conducirse jugando los valores firmes, férreos, entronizados [codificados] en su corteza prefrontal, instrumentados con las normas que siente que tiene que respetar. Cuando todo esto ocurre (…) en un cerebro convulso [adolescente] que necesita dirección, que sus redes neuronales necesitan reorganizarse para un mundo adulto, nos daremos cuenta del valor que tiene no propiamente la adolescencia, que sí, sino lo que hay que hacer en preescolar, (...) en la escuela (…).” (Mora, Francisco. https://www.youtube.com/watch?v=T1Q5yho2gTc) Trabajemos de manera temprana para proveer a los más pequeños de lo mejor para su desarrollo, y como padres y madres y escuela, entendamos que la base de su aprendizaje académico nace de su desarrollo emocional sano (autoconocimiento, autorregulación emocional, automotivación, empatía y habilidades sociales). Muchas DA, Dificultades de Aprendizaje (no específicas), se pueden prevenir con una buena educación emocional de manera integral, atendiendo al niño en su totalidad de manera feliz desde pequeño. Esto no sólo cubre esas áreas mencionadas de autorregulación emocional y autocontrol que permiten la automotivación para aprender, potenciando el desarrollo cognitivo y las funciones ejecutivas (FE), sino que potencia la resiliencia para aguantar y perseverar en las dificultades, y contribuye a las relaciones sanas, en las que hay resolución de conflicto productivo. Cuando el niño o el joven está feliz y emocionalmente acompañado, puede abrir su mente para aprender. Busquemos coherencia entre nuestros valores como familia y el centro educativo que escogemos para nuestros hijos/as. Lena Esaú Philbrick. Licenciada en Biblia con cursos Música, Musicoterapia y psicología. Máster en Psicología Infanto-Juvenil, Máster en Intervención Psicopedagógica, y Máster en Neuroeducación y Optimización de Capacidades. (Escrito en Junio 2021. Revisado por Sug Ying Yang de la Cruz, Neuropsicóloga Educativa) Una de nuestras pasiones en Synergy es atender a los alumnos en el área de school counseling para su bienestar emocional y educativo de manera holística. Todos, en algún momento, pueden necesitar acompañamiento, escucha y apoyo de manera personal, pero aún más en los tiempos en que vivimos. La calma mental es necesaria para progresar en la vida, y necesaria para el aprendizaje mismo. World News Group (https://wng.org/podcasts/the-counselor-is-out-1640237936) informa sobre la falta de school counselors (consejeros para alumnos) en los centros educativos de EE.UU.
La pandemia ha contribuido a un aumento escalofriante en los problemas de salud mental de los alumnos. Por ejemplo, en EE.UU. entre el 2019 y el 2021 se duplicó el número de ingresos hospitalarios de chicas adolescentes por intentos de suicidio. A nivel mundial, el suicidio es la cuarta causa más frecuente de muerte entre adolescentes (chicos y chicas) de 15-19 años. En el 2020, se quitaron la vida 300 jóvenes de 14-29 años en España. Y el número de intentos es mucho mayor. La pandemia no es la única causa; también hay factores más de fondo que llevan más tiempo produciendo desengaño y desesperación en los niños y jóvenes, como comenta a menudo John Stonestreet (Colson Center for Christian Worldview). Las asociaciones norteamericanas de school counselors recomiendan 1 counselor por cada 250 alumnos; pero en el curso escolar 2019-2021, la ratio nacional fue de 1 por 424 alumnos. Con esta ratio, es difícil que un counselor haga seguimiento de todos los alumnos, y muchos casos se les escapan. Además de la pandemia como causa, algunos estudios señalan 10 categorías de trauma que afectan a los alumnos, incluyendo el abuso directo, el abuso de sustancias tóxicas o enfermedad mental en el hogar, la separación o divorcio de los padres, violencia doméstica, un padre o una madre encarcelada, y abandono físico o afectivo. Algunas de estas experiencias adversas durante la niñez aumentaron durante la pandemia. Dice Shannon Underwood, counselor de middle school (6º de primaria a 2º de la ESO) y presidenta de la Michigan School Counselor Association: “Creo que la forma más importante en que el trauma afecta a los niños es que, cuando estás todo consumido con los eventos que te han ocurrido directamente y a tu alrededor, no te sientes seguro, es como que tu cerebro está en llamas, y no hay espacio cuando tu cerebro se está concentrando tanto en esos eventos de tu vida. No hay espacio para que tu cerebro se calme para que puedas aprender…” Los counselors tienen que tomar siempre el pulso de los alumnos, observando su comportamiento, controlando la asistencia al colegio, y manteniendo contacto con la enfermera del centro (figura que tienen algunos centros escolares norteamericanos). Loretta Whitson, directora de la California Association of School Counselors, dice que no solo hay que buscar los alumnos que demuestran comportamientos negativos o disruptivos; también hay que notar los alumnos que expresan necesidad de formas más pasivas – viniendo desarreglados al colegio, durmiendo en clase, comiendo solos, etc. Lezya Weglarz, miembro de la misma asociación, comenta: “Nuestra lente, como school counselors, es el cuadro más completo, no solamente el alumno en el aula cuando quieres que rindan bien en matemáticas. Estamos levantando las capas y pensando en el alumno de forma holística, sobre lo que posiblemente está pasando fuera del colegio que puede estar impactando cómo están dentro del colegio.” Alumnos que han experimentado trauma pueden sufrir sus efectos el resto de su vida. Dice Weglarz, “Por eso es crítico que los school counselors y otros profesionales de servicio a los alumnos…apoyemos de forma proactiva a los alumnos para intentar minimizar los efectos negativos de sus experiencias tempranas negativas.” En Synergy, esta visión está integrada en nuestro proyecto educativo, impulsada especialmente por nuestro equipo de orientación psicopedagógica o school counseling, tanto en áreas académicas como en áreas emocionales. En el equipo contamos con profesionales en neuropsicología educativa, psicopedagogía, pedagogía y counseling. Además hacemos formación con los docentes en temas básicos de atención personalizada y dificultades emocionales y de aprendizaje que pueden surgir, trabajando de forma colaborativa para abordar las necesidades y apoyos necesarios para los alumnos, y velando juntos por el bien de cada uno, en equipo con las familias. David Philbrick. Lic. Educación Religiosa, Especialidad Estudios Pastorales; Máster en Counseling; Máster en Dirección, Gestión y Organización de Centros Educativos Una necesidad urgente en cualquier centro educativo es la Educación Emocional como parte de la prevención del acoso escolar. Cuando las personas tienen competencias o habilidades emocionales, sean niños o mayores, no serán indiferentes al maltrato que sufren otros, e intervendrán para proteger, entendiendo que hay secuelas graves en niños por maltrato emocional cuando otros hacen caso omiso. El “bullying” o el acoso escolar puede que sea una de las áreas más cruciales en las que la Educación Emocional debe hacer prevención. El acoso es el uso superior del poder, es el maltrato verbal, físico o psicológico. Conlleva la intención de dañar a otro niño, de manera repetida y sin causa. Se considera por la A.E.P.A.E. (Asociación Española Para la Prevención del Acoso Escolar) que, si ocurre tres veces, sí es acoso escolar. Si se produce una vez no lo es, y si se produce dos veces puede estar en proceso de llegar a serlo. Es cualquier forma de dañar que también incluye excluir a alguien del grupo y marginar. No es un juego entre niños en un colegio, y es algo muy serio que puede marcar a alguien el resto de su vida, pudiendo inducir al suicidio. Cualquier niño o joven puede ser víctima y cualquiera puede ser acosador; no hay un perfil específico, aunque se ha pensado esto anteriormente. En positivo, una escuela con un fuerte programa y plan de prevención de acoso también fomenta la educación emocional al fomentar el amor, la amabilidad, las habilidades sociales y el trato de respeto y empatía a los demás, además de proteger. Aumenta la asertividad y la autoestima, en la lucha contra este maltrato infantil. Ayuda a combatir el temor, la razón por la que otros no se levantan en defensa de la víctima. Dios trata el tema del temor; de hecho, en su palabra nos dice unas 365 veces que no temamos, instando a la valentía y a la protección de los necesitados. Según el “Departamento de Salud y Servicios Humanos” de Estados Unidos, los que observan el acoso son los que tienen la mejor oportunidad de pararlo, siendo proactivos y poniendo presión en dirección correcta. También la palabra de Dios manda la protección y ayuda al indefenso en Proverbios 24:11, culpabilizando al que hace “la vista gorda” e ignora al que necesita ser defendido. Apocalipsis 21:8 dice palabras muy fuertes sobre el cobarde, que nos debe llamar la atención. El Salmo 27:1 dice que Dios es nuestra luz y salvación, y que no hemos de temer a nadie. El acoso adolescente sigue siendo una de las mayores preocupaciones para alumnos y sus familias en la educación cristiana (Barna 2017). Según Paul T. Coughlin en su artículo “Bullying in Schools: Why It Matters More Than Ever” (3-agosto-2020), en el blog de ACSI, es la manera principal de abuso infantil, relacionándose con profundos problemas psicológicos y sociales, que incluyen depresión, absentismo escolar, agorafobia, puntajes más bajos en las pruebas, tiroteos escolares, ansiedad, suicidio y más. Es importante también para la prevención de la intolerancia, el racismo y el acoso sexual, siendo que este tipo de intimidación también está relacionada con estos hechos. Se debe a que el acosador o el “bully” debe primero justificar su agresión, convirtiendo a su víctima en alguien que está por debajo de él, así pudiendo decirse a sí mismo y a otros que su víctima merece ser dañado. Suele empezar con insultos despectivos. El espíritu de los niños y todo su bienestar emocional se puede ver roto a pedazos tan sólo por las palabras dañinas que oyen de otros, tanto en formas de racismo o cualquier desprecio, no solo en la escuela sino en cualquier entorno. La ansiedad que produce puede llevar a la ira, resentimiento y más rabia en un futuro en la vida. En el entorno de una escuela cristiana es esencial porque puede erosionar la visión que el niño tiene de Dios y de su amor, dañando su fe. Los niños que intimidan muestran un comportamiento prohibido por Dios: desdén y desprecio por los demás debido a diferencias reales o percibidas. Es un mito que típicamente los acosadores se motivan por la baja autoestima, según el autor mencionado, y aunque en algunas situaciones puede ser la causa, se ha demostrado que el acosador promedio se motiva por la arrogancia. Les provee de un “estatus” social entre sus compañeros cuando logran rebajar a otros también. La gestión negligente del acoso está en contra de la misión de una escuela cristiana que tiene la obligación moral de proporcionar un entorno seguro, libre de maltrato y enriquecedor en el que los estudiantes puedan aprender, crecer en la fe y convertirse en contribuyentes productivos y fieles a la sociedad. De la misma manera, una escuela con una formación fuerte en competencias emocionales (autoconocimiento, autorregulación, automotivación, empatía y habilidades sociales), puede proveer el entorno que potencia el cambio del niño o joven acosador, pudiendo recibir perdón, misericordia y corrección con amor, mediante una intervención restauradora, siendo a veces víctimas ellos mismos del sufrimiento y de la pobre gestión de sus emociones. Lena Esaú Philbrick. Licenciada en Biblia con cursos Música, Musicoterapia y psicología. Máster en Psicología Infanto-Juvenil, Máster en Intervención Psicopedagógica, y Máster en Neuroeducación y Optimización de Capacidades. [Versión en español abajo]
Heu enviat alguna vegada els vostres fills de colònies? Quin patir el primer cop! Com dormirà? Li agradarà el menjar? Farà amics? Tindrà cap accident? Quan els prepares la motxilla és com construir una catedral! Que ho tinguin tot i ben marcat i que ho trobin de seguida! Van un cap de setmana i porten unes motxilles que pesen més que ells: per si fa fred, per si fa massa calor, per si es crema amb el sol, per si li ve gana, per si s’enyora, per si plou...Volem que tinguin tot allò que els pot fer falta en qualsevol situació. Fins i tot en les situacions més inversemblants que imaginem que podrien passar. Ens sentiríem fatal si no li hem posat qualsevol cosa que li calgués. Us imagineu que no portés banyador? O llanterna? O bambes de recanvi o pasta de dents, o sac de dormir? Seria un desastre! Ens sentiríem culpables i els pitjors pares que han trepitjat la terra! I sabeu per què patim tant? Perquè a les colònies, nosaltres no hi serem per ajudar-los, per suplir les seves necessitats, per resoldre els seus dubtes, per aconsellar-los, per cuidar-los... i volem ser previsors per tal que ho tinguin tot preparat i ben organitzat! La motxilla és una extensió de nosaltres quan no hi som. I a la vida, penseu que hi serem sempre? Penseu que sempre podrem ajudar-los, cuidar-los aconsellar-los, protegir-los? Doncs no, un dia no hi serem per raons obvies, no som eterns; o perquè seran adults, faran la seva vida i prendran les seves pròpies decisions. Llavors, hauran de ficar la ma a la motxilla que nosaltres els hem preparat durant els anys del seu desenvolupament, del seu creixement i amb el que tinguin hauran d’arreglar-se...o no I quan arribin a l’edat adulta, què hi trobaran a la motxilla? Els haurem posat tot allò que necessitaran a la seva travessia? Sovint els preparem una motxilla ben farcida de coneixements: bones escoles, bons llibres, que aprenguin música, anglès i robòtica, que facin carrera universitària i si pot ser un màster. Sovint els omplim la motxilla de salut: que aprenguin a menjar bé, que facin esport (futbol, basquet, karate o ballet), i que cultivin bons hàbits d’higiene i salut en general... I si fos cas, psicòlegs, logopedes, enviar-los a campaments i tot el que calgui perquè tinguin un bon desenvolupament físic, emocional i intel·lectual. I fem ben fet! Però, i de recursos espirituals, els hi farcim bé la motxilla? En podran fer servir quan no hi siguem nosaltres? Quan hi hagi un problema, sabran trobar-hi la solució conforme a la voluntat de Déu? Quan hagin de prendre una decisió, sabran comptar amb Déu? Davant d’un problema emocional, econòmic, laboral, sabran trobar en Déu el que necessitin: pau, consol i forces? Els posem les eines per a saber connectar amb Jesús al llarg de la seva vida? En la vida es trobaran una i mil vegades amb la necessitat de prendre decisions, resoldre conflictes, establir prioritats, solucionar problemes; i els caldrà tenir a la motxilla l’hàbit de dependre de Déu i connectar amb ell. Aquest equipatge els pot salvar la vida aquí i l’eterna. No malbaratem l’oportunitat! Si posen la ma a la motxilla i no troben el referent de fe que necessiten...quin desastre! Si hi busquen i no hem estat previsors transmetent-los la fe de forma intencional, present i autèntica, què faran? Aprofitem els anys que Déu ens regala per farcir la motxilla de la seva ànima amb tot allò que marcarà la diferència. Necessitem la saviesa de Déu per saber què posar a la seva motxilla dels nostres fills, i ens cal ser constants i intencionals a l’hora de fer-ho. Però no hem de desesperar-nos: Comptem amb aquesta promesa “Si algú de vosaltres li manca saviesa, que la demani a Déu, i Déu que dona generosament a tothom sense retreure res, la hi donarà.” (Jaume 1:5) Sara Cuesta i Creus Llicenciada en teologia per IBSTE; Estudis en magisteri. Pastora de l’Església de Nens de la Vinya Barcelona ¡Preparemos la Mochila! ¿Habéis mandado a vuestros hijos alguna vez de colonias? ¡Qué nervios, sobre todo la primera vez! ¿Le gustará la comida? ¿Hará amigos? ¿Sufrirá algún accidente? Cuando les preparas la mochila es como si construyeras una catedral. ¡Que lo tengan todo perfectamente marcado y bien a mano! Salen un fin de semana y cargan con unas mochilas que pesan más que ellos: por si hace frío o demasiado calor, por si se queman con el sol, por si sienten hambre, por si nos echan de menos, por si llueve…Queremos que tengan todo lo que puedan necesitar en cualquier situación. Incluso en las situaciones más improbables que imaginamos que podrían darse. Nos sentiríamos fatal si no les hemos metido en la mochila cualquier cosa que pudiesen necesitar. ¿Podéis imaginar que no llevaran bañador? ¿O linterna? ¿O zapatos de recambio o dentífrico o saco de dormir? Seria un verdadero desastre. ¡Y nos sentiríamos culpables por ser los peores padres que han pisado la tierra! ¿Sabéis por qué sufrimos tanto? Porque en las colonias, nosotros no estaremos para aconsejarles, para cuidarles y ayudarles, para suplir sus necesidades y resolver sus dudas…queremos ser previsores a fin de que lo tengan todo preparado y bien organizado. La mochila es una extensión de nosotros cuando no estamos presentes. Y en la vida, ¿pensáis que estaremos siempre con ellos? ¿Pensáis que siempre podremos cuidarlos, protegerlos, aconsejarlos? Por supuesto que no, por razones obvias, pues no somos eternos; y también porque más pronto que tarde serán adultos, vivirán su propia vida y tomarán sus propias decisiones. Entonces, tendrán que buscar en la mochila que nosotros les hayamos preparado durante sus años de desarrollo, de su crecimiento, y con lo que tengan allí tendrán que apañarse…o no. Cuando lleguen a la edad adulta, ¿qué encontrarán en su mochila? ¿Les habremos metido todo aquel que pueden necesitar en su travesía? A menudo preparamos una mochila repleta de conocimientos: buenas escuelas, mejores libros, que aprendan música, inglés y robótica, que vayan a la universidad y si es posible, que obtengan un máster. También les llenamos la mochila de salud: que aprendan a comer saludablemente, que hagan deporte (futbol, baloncesto, karate o ballet), que cultiven buenos hábitos de higiene y salud en general…Y si se diera el caso, psicólogos, logopedas, enviarlos a campamentos y todo lo que haga falta para que tengan el mejor desarrollo físico, emocional e intelectual. Y hacemos muy bien en preocuparnos de todo esto. Pero, ¿les llenamos bien la mochila con recursos espirituales? ¿Podrán usarlos cuando nosotros ya no estemos? Cuando haya un problema, ¿sabrán encontrar la solución conforme a la voluntad de Dios? Si necesitan tomar una decisión, ¿sabrán contar con Dios? Ante un problema emocional, económico o laboral ¿podrán encontrar en Dios la paz, el consuelo y las fuerzas que necesiten? ¿Estamos poniendo en su mochila las herramientas que necesitarán para conectar con Jesús a lo largo de su viaje? En la vida se encontrarán una y mil veces con la necesidad de tomar decisiones, resolver conflictos, establecer prioridades o solucionar problemas. Necesitarán encontrar en su mochila el hábito de depender de Dios y conectar con Él. Este equipaje les puede salvar la vida aquí y también la eterna. ¡No desperdiciemos la oportunidad! Si meten la mano en su mochila y no encuentran el referente de fe que necesitan… ¡qué desastre! Si buscan y no hemos sido previsores transmitiéndoles la fe de forma intencional, presente y auténtica, ¿qué harán? Aprovechemos los años que Dios nos regala para llenar bien la mochila de su alma con todo aquello que marcará la diferencia. Nos hace falta la sabiduría de Dios para saber qué meter en el equipaje de nuestros hijos, y necesitamos ser intencionales y constantes al hacerlo. Pero no tenemos de qué preocuparnos. Contamos con esta promesa: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.” (Santiago 1:5) Sara Cuesta Licenciada en Teología por IBSTE; Estudios en magisterio. Pastora de la Iglesia de Niños de la Vinya Barcelona La disonancia cognitiva es lo que se produce cuando tenemos dos creencias, ideas, comportamientos o emociones incompatibles entre sí.
Esta incompatibilidad es capaz de crear toxicidad a nivel neuronal. Nos dice la Dra. Caroline Leaf, una neurocientífica, que aproximadamente un 75%-90% de nuestras enfermedades mentales o físicas, tienen origen en patrones de pensamientos tóxicos. Esto muestra que no fuimos diseñados por nuestro Creador para experimentar esta incompatibilidad o toxicidad. ¿Cómo se ve la disonancia cognitiva en nuestras vidas? Un adolescente con valores cristianos va a la iglesia todos los domingos con sus padres, su familia forma parte de una comunidad cristiana, y se denominan como tal. Sin embargo, en casa nota que sus padres discuten frecuentemente, no se respetan, nunca pasan tiempo juntos, no oran como familia y el padre se queja constantemente de la situación económica en la que están actualmente. Esta situación le crea al adolescente una disonancia cognitiva debido a la discrepancia entre sus valores cristianos y el ambiente familiar en el que se encuentra. Más adelante explicaremos cómo intentará solucionarlo. Por otro lado, también se puede crear disonancia cognitiva en nuestra vida con Jesús. Por ejemplo, decimos “Dios cubre todas nuestras necesidades” o “Dios es todopoderoso”, pero ¿realmente creemos esto si caminamos nuestro día a día sin Su paz? No basta con solo memorizar los versículos y hablar de la grandeza y poder de Dios. Es necesario hacerlos parte de nuestra realidad y día a día. Ahora bien, ¿Cómo nos deshacemos de esta disonancia cognitiva y el malestar emocional que produce? 1. Justificamos la incompatibilidad 2. Restamos importancia 3. Cambiamos nuestra forma de pensar y comportamiento Finalmente, es importante aclarar que todos experimentamos disonancia cognitiva. Es inevitable en un mundo con tantas creencias y opiniones distintas a las nuestras. Sin embargo, llevar vidas coherentes con nuestras creencias y valores nos ayuda a minimizar su impacto a nivel emocional y neuronal. Sug Ying Yang. Licenciada en Psicología. Máster en Neuropsicología. Máster en Psicología Clínica y Medicina Conductual. Colegiada en el Colegio Oficial de Psicología de Cataluña. Nº de colegiatura: 26853 LA NECESIDAD de EVITAR TRANSMITIR nuestra ANSIEDAD a los NIÑOSUna de las maneras en que la ansiedad aumenta entre los niños y adolescentes, es cuando se traspasa por parte de los padres o las madres y otros cuidadores en situaciones de estrés, como las que vivimos estos días.
Lo primero que podemos hacer los adultos es auto regular y controlar nuestras emociones para poder transmitir calma y dar la atención y el amor incondicional que necesitan nuestros hijos, además de ser ejemplo. Cuando nuestros propios cerebros están en alerta por algún temor o fuente de estrés, nos podemos irritar fácilmente. También podemos perder el sentido de la realidad en casos más severos, e interpretar mal las cosas. Los adultos también tenemos que buscar formas sanas de desahogarnos, de reconocer y verbalizar nuestros sentimientos y emociones. En los medios, estamos oyendo de aumento en abuso infantil. Según los estudios, una de las grandes causas del abuso físico y emocional por parte de adultos hacia los niños, es el embotellamiento de los sentimientos de estrés de los mayores. Protejamos en medida sana a los niños en la crisis actual, ayudándolos a entenderla, con conversación y cariño desde su nivel madurativo, pero además dando herramientas para gestionar sus emociones y proveyéndolos de tranquilidad dentro de lo posible. Una manera de dar herramientas es ayudarles en la gestión de sus propias emociones y facilitar que las verbalicen para procesar de manera sana. Aunque quieran hacer las mismas preguntas o repetir las mismas cosas una y otra vez, es bueno escuchar (primero conectar con sus emociones, para después poder dar razonamientos o corrección). Es su forma de procesar para poder lidiar y además para poder integrar los dos hemisferios del cerebro. Es el mismo proceso que hay que seguir con niños que han pasado algún trauma. El poder procesarlo verbalmente con alguien que escucha con empatía y aceptación, les ayuda, aunque tengan que repetirlo a lo largo de días o semanas. Es una forma de traer sanidad a las emociones y volver a un estado de normalidad, pudiendo llegar a una aceptación en la medida de lo posible de lo ocurrido, y procesando de manera sana, como señalan los autores Daniel Siegel y Tina Payne Bryson en su libro "The Whole-Brain Child". Al estar todos dentro de casa y sobre todo en viviendas pequeñas, las conversaciones pueden ser escuchadas por los pequeños. Mantengamos las tensiones entre adultos en privado, no mostrando nuestra alteración o conflicto delante de ellos, lo que aumentaría su propia ansiedad. Los bebés también perciben tensión. Además, si logramos calmar la intensidad de nuestra voz y mantener la calma, no solo les ayudamos a ellos, pero a la misma vez nuestro propio estrés se reduce al practicar el autocontrol. Cabe recordar que el estrés severo o prolongado, incrementa las hormonas del estrés como el cortisol, necesario para situaciones puntuales, pero que a la larga perjudica el sistema inmune y otros factores (la calidad del sueño, el humor, incluso la tendencia de aumentar el peso, etc.). Dios ya puso estas pautas: "...no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en la disciplina e instrucción del Señor." Efesios 6:4 (LBLA). "Disciplina" aquí significa entrenamiento en el original ("paideia"). Cuando Dios dice, "…revestíos de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia…” (Col. 3:12b), también es para el trato con los hijos. Lena Esaú Philbrick. Licenciada en Biblia, con cursos en Música, Musicoterapia y psicología. Máster en Psicología Infanto-Juvenil, Máster en Intervención Psicopedagógica, y Máster en Neuroeducación y Optimización de Capacidades. CONFINAMIENTO--LA LECTURA, LA MÚSICA y la ORACIÓN para ayudar a los NIÑOSEn estos días de angustia para muchos, la lectura para los niños (¡y los mayores!) es una fuente de calma para aliviar la ansiedad que puede surgir como respuesta al estrés prolongado. Según un estudio de la Universidad de Sussex del 2009, la lectura puede aliviar el estrés hasta un 68%, y menciona el dato de tiempo de 6 minutos, para conseguir un resultado. Tanto la lectura individual (incluyendo el "mirar" libros con dibujos para los más pequeñitos que no leen aún), como la lectura en familia, donde los mayores les leen a los niños, son regalos para no desperdiciar. Hay estudios también para comprobar los beneficios de la lectura en voz alta de los padres o profesores para los adolescentes.
La ansiedad ocurre cuando se activa el sistema límbico en el cerebro, al percibir/experimentar estrés de algún tipo (el cerebro se pone en alerta). Las amígdalas producen hormonas del estrés, que en situaciones normales de emergencia son necesarias y de ayuda, pero que en exceso o en tiempo prolongado, pueden comprometer el sistema inmune. La ansiedad infanto-juvenil se puede manifestar fisiológicamente de diversas formas--irritabilidad, cansancio, insomnio, lloros, enfados, falta de concentración, bloqueos, pérdida de memoria a corto plazo y afectación cognitiva, berrinches, taquicardia, dolor de pecho, nerviosismo, dolor de estómago o de cabeza, eccema, etc. El peligro de la ansiedad es que, si no se trata, también se puede ver acompañada por una depresión después de un tiempo, por el desgaste que produce la ansiedad. Sin entrar en todos los beneficios de desarrollo cognitivo, de lecto-escritura, de conocimiento del mundo que les rodea, y de la literatura rica; si la lectura se realiza tan sólo para reducir el estrés, ya merece la pena. Un tiempo diario de lectura individual, por ejemplo, durante un rato de descanso después de comer, es ideal para una pausa a la mitad del día, para bajar la intensidad del cuerpo/sistema nervioso, traer calma, y recargar para el resto del día. Aunque no tengan el hábito, se puede enseñar y aprender. Y otro rato de lectura antes de acostarse ayuda a conciliar el sueño (¡no pantallas! que privan al cerebro de producir melatonina para poder dormirse). Una de las causas de estrés importante es la falta de ejercicio y movimiento físico al aire libre. El confinamiento dentro de un piso pequeño, sin espacio exterior no es natural para los niños y los adolescentes (no lo es para el adulto, pero lo puede asumir). Los padres están siendo creativos dentro de casa para proveer esta necesidad de movimiento físico, pero carecemos de ese desahogo necesario en estas semanas. El tiempo mínimo del juego libre y ejercicio al exterior para el desarrollo cognitivo, físico, social y emocional idealmente sería de "dos horas diarias para los bebés y niños menores de tres años; de hora y media entre los 4 y los 6 años, de hora y cuarto entre los 7 y los 9, y de una hora en la franja entre 10 y 12 años", según Mayte Rius (La Vanguardia 13/11/2019). Por esta carencia, es aún más importante que potenciemos otras áreas que podamos. Otro regalo para aprovechar es la música. Es el input que más partes del cerebro activa, en especial tocar un instrumento, con lo cual tiene un potencial de influencia para bien o para mal importante. Podemos ser proactivos en aumentar la música edificante en casa para los más pequeños. Alabanzas que contienen la Palabra de Dios impactan la mente con verdad, esperanza y amor. Cantar también nos hace feliz. Puede animar y dar energía, a la misma vez que relajar. Al cantar, se libera en el cerebro serotonina (neuroquímica del bienestar y relajamiento), endorfinas (que también alivian la ansiedad/estrés y el dolor), y oxitocina. El cantar en grupo (en familia en este caso), potencia el beneficio de la liberación de oxitocina, hormona que produce sentimientos de confianza, unión y conexión emocional entre las personas. Stacy Horn, en su libro “Imperfect Harmony: Encontrando la felicidad cantando con otros”, comenta que es “una infusión del tranquilizante perfecto, ese que calma los nervios y eleva el ánimo.” Se refuerza el sentimiento de comunidad al cantar juntos. Así también ayuda con la soledad y a evitar la depresión. Se activa el hemisferio derecho del cerebro de manera positiva, para mejor relajación, y poder desconectar del lado izquierdo que lidia con el estrés. Además, en personas que cantan regularmente, se encuentra menos cortisol, hormona del estrés. Y no es necesario cantar bien, para tener los beneficios. Para dar un paso más de ayuda en proteger, sin ánimo de exagerar la comparación, recordemos el ejemplo en la película “La Vida es Bella”, donde el papá, un bibliotecario judío y su hijo, víctimas del holocausto, usa una mezcla de voluntad, humor e imaginación para proteger a su hijo. La situación es diferente, pero los niños pueden estar sintiendo mucho miedo, y no tienen que lidiar de lleno con toda la realidad del Covid-19, ni necesitan tener tanta información con todas sus implicaciones. Pueden entender por qué permanecemos en confinamiento sin tener todos los detalles, porque no tienen la madurez para asumirlo. No es sobre proteger; es gestionar la información sabiamente según su habilidad de procesar y aceptar, y algunos dependiendo de su personalidad y tendencias ansiosas, necesitan incluso menos información. Las noticias cada noche, no son para ellos. Algunos hacen preguntas como: "¿Los niños también se pueden morir?", "Si me duele la garganta un poco, ¿pasa algo?" Algunos padres y madres, por precaución, sienten la necesidad de no dar besos a sus hijos cuando vuelven de trabajar en el supermercado, al igual que otras medidas más drásticas por parte de los profesionales de sanidad. Los niños saben que estamos en una situación precaria, pero necesitan seguir percibiendo nuestro amor incondicional, y necesitan que estemos “emocionalmente disponibles”, sin aislarnos en nuestra propia ansiedad. Al trabajar la auto regulación de nuestras propias emociones, les podemos ayudar también a ellos, además de estar “presentes”, dando tiempo de calidad, aunque estemos ocupados trabajando desde casa. Recordemos, como hijos de Dios, que tenemos recursos espirituales para combatir el miedo, como nos recuerdan tantos pasajes en la Biblia. Salmos 56: dice, “En el día que temo, yo en ti confío.” Otros ejemplos: Salmos 23:4; 94:19; 2 Timoteo 1:7. Dicen que en la Biblia se nos dice 365 veces que no tengamos temor. Sin entender todo el tema del sufrimiento en el mundo, y sabiendo que no estamos exentos de sufrir, sabemos que Dios es soberano, y siempre está obrando a través de las pruebas que resultan de vivir en un mundo caído, hasta que Él vuelva. A través de toda circunstancia Él en su amor desea traer crecimiento, para acercarnos a Él y para poder glorificarlo (ejemplos: Romanos 8:28; 2 Corintios 4:16-18; 1 Pedro 1:6-9). Recordemos el derecho que nuestros hijos tienen de saber que hay un Creador Dios (Génesis 1 y 2; Juan 1:3), quien les ama y ha provisto la manera de reconciliarnos con Él mediante su Hijo Jesús, para salvación y perdón de nuestros pecados y vida eterna: Efesios 1:7; Marcos 10:45; 1 Juan 3:1; 4:19; y Gálatas 2:20. Juan 3:17 dice: “Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él.” Dios promete Su paz y Su presencia y ayuda en dificultades. Tomemos tiempo para orar por nuestros hijos y con ellos, leyendo textos alentadores en La Biblia, para echar nuestra ansiedad sobre Él--1 Pedro 5:7 (“ansiedad” aquí es una palabra diferente que significa preocupación en el original, a diferencia de la ansiedad por estrés mencionada arriba como una afectación física). Sabiendo con seguridad cuál es nuestro destino final en la eternidad con nuestro Creador, nos trae paz, consuelo y gozo en medio de las pruebas. Efesios 1:13,14; 1 Corintios 2:9. Aprovechemos estos recursos de la lectura, la música, y la oración para ayudar a nuestros hijos a navegar estas aguas turbulentas del confinamiento. Este tiempo nos puede unir como familia. Creceremos y saldremos más fuertes. Lena Philbrick. Licenciada en Biblia, especialidad Música y cursos en Musicoterapia y Psicología. Máster en Psicología Infanto-Juvenil y Máster en Intervención Psicopedagógica. Emotional intelligence, or “EI”, is the biggest predictor of success in life, more than any IQ level. This is the challenge that is reshaping education, companies and teams all over the world. We can learn much from Salovey, Mayer, Goleman, Bradberry and many other experts about the principles of emotional intelligence (self-awareness, self-regulation which includes self-control, empathy, social skills, motivation, etc.) and the specific skills needed for each. BUT the first source of emotional education is our God Himself as Creator of our emotions, and full of instructions and examples in His Word for these principles.
All truth is ultimately God's truth, and through His transforming power in our lives we have greater resources for what Salovey and Mayer coined as "emotional intelligence" in 1990. It's nothing new since this teaching has always been in Scripture. Jesus himself expressed and understood his emotions in the Garden of Gethsemane and managed them, and so did Paul the apostle and many others. Social abilities and the other components listed above are seen in the teachings on Christian or "agape" love in 1 Corinthians 3:4-7 and in the fruit of the Spirit of Galatians 5, besides many other passages on how we should view and treat ourselves and others, as well principles for our motivations. When we learn to recognize, understand and properly manage our own emotions, and understand and influence for good the emotions of others, we can progress in life in every way and mature relationally, academically (especially important for children), and even physically since our neurochemistry engages with our emotions and affects the rest of our body. Certainly, spiritually we will progress as “EI” ultimately involves submitting to our Creator and becoming more like Christ. At Synergy IC School we are taking a closer look at these principles in our staff meetings and it is part of our curriculum in the "Life Skills" class with our secondary students, to be adapted for all of the other grades as well. This is part of transformational education, and we ask God to help us grow in His wisdom as a school team and to influence and enable the students. We want to have His joy and strength for the path that He sets before us each day, through the hard times and the happier times. Lena Philbrick, Licenciada en Biblia, especialidad Música y cursos en Musicoterapia y Psicología. Master en Psicología infanto-Juvenil y Máster en Intervención Psicopedagógica. |
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